Si tu gato no responde a ninguno de estos comportamientos y notas otros síntomas como mucosidad, lagrimeo, vómitos, diarrea, infecciones bucales, entre otros, debes acudir a tu veterinario de confianza.
Sin importar si tu mirringo ha perdido o aumentado de peso, siempre debes consultar al veterinario y seguir atentamente sus instrucciones. ¡Un gato feliz es un gato bien alimentado!